Café

Realmente con la necesidad de uno bien cargado en este momento...

Tengo una nueva cafetera. Tal vez ya deseaba desde hace algún tiempo adquirir algo que fuera algo satisfactorio para mi paladar. Aunque ya tenía una, aquella está dentro de mi herencia y el café hasta perdía el gusto cuando trataba de saborearlo. Cabe decir, que no pasaba de los dos sorbos y ya tenía que salir corriendo al baño. Y no, no es que el café me caiga pesado, pues puedo tomarlo en cualquier otra parte y no me da esa sensación de expulsarlo. Tal vez era solo la cafetera, avisandome que su función en esta vida ya había terminado y era necesario traer a mi casa una nueva máquina. Y así fue.

Precisamente su color combina con el resto de los aparatos que tengo en mi cocina, que lo único que falta es que me de un arrebato y pinte las paredes de color rojo. Imaginate yo cocinando en alguna de esas cosas sensuales y con todo ese color rodeandome. Que dulzura ¿no? Pues sencillamente he disfrutado de cuán pequeña es y lo bien que se ve en su respectivo lugar. Hasta prenderla y apagarla me da un cosquilleo más abajo del abdomen cuando sé que su función será una exquicitez a fin de cuentas. Es tan placentero saber que algo bien formado te facilita tantas cosas...

Si alguna vez me dijeron que para tener lo que quieres hay que joderse, pues no se equivocaron. El problema es la parte en que hay que 'joderse' porque realmente es difícil. Digo, tal vez para mí lo ha sido y esto de buscar como resolver las cosas y planificar es un peo para mi existencia. Esto de 'intentar' y que no de resultados me da más retortijones que el mismísimo café que colaba aquella cafetera. Es estúpido no darse cuenta cuán fácil a veces pueden ser las cosas si colocamos todo en un respectivo orden. Intentar es encojonarse y quedarse en el mismo sitio, sumergirse al infierno más rojo y esperar que aparezca nieve mientras estás sentado en la playa. Tal vez ya haz pasado por la experiencia de tirar la toalla cuando deberías sostenerla aún, y luchar por algo tan insustancial como la propia vida. Pero, ¿de qué vale si el resultado puede ser tan nefasto como beneficioso?

A veces, desearía ser impaciente y malgastar el tiempo que estoy dedicando a cosas absurdas, amarrar todas las posibilidades a un ancla y sumergirlo en el triángulo de las bermudas. Ciertamente nada es tan sencillo. Basta con levantarse y automáticamente saber que hacer, pues ya lo haz planeado desde el día anterior y tienes que hacer posible cada una de esas cosas. Cuando los planes tienen su estructura, depende de la forma en que se ejecuten los pasos para seguir una meta precisa. El punto es, si no tienes las más mínimas ganas de hacerlo entonces no vale la pena que lo intentes. A fin de cuentas, el sabor está ahí. Tú decides si le añades azúcar y lo degustas.

Así mismo he pensado muchas veces cuán fácil pueden ser las cosas si tan solo costara de echar café en el filtro, agua y prender el botón. Por lo demás, el resultado debe ser satisfactorio. 

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